¡Si!, el nos representa a todos de alguna manera,
pues siempre estaba en donde muchos quisiéramos también estar. El con su
inmenso entusiasmo se hacia protagonista donde otros lo eran, es decir, lo
reconocían como a un par.
Lo presentare en el ámbito del deporte, aunque también estuvo en otros ámbitos, pues le gustaba demasiado, quizás lo
emocionaba, quizás solo era para estar acompañado, aunque desde esta
perspectiva que me toca abordar era su lugar por excelencia.
No tuve el gusto de conocerlo mucho tiempo, solo
un par de años antes de fallecer, eso hizo que quedarán muchas cuestiones por
hablar y conocer a través de su relato. Quizás el más intenso fue saber de su
acompañamiento al equipo de basquetbol de la escuela 9 de Julio en 1959 - 63.
El era responsable de ordenar la cancha, colocar sillas, numerarlas, es decir,
darle marco de espectáculo al partido.
Tuvo el don de gente que le permitió estar junto
a jugadores, dirigentes y otros fanáticos del deporte local, zonal y
provincial. Estaba muy claro que Eduardo Luis era una parte necesaria de cada
evento deportivo, por su sola presencia y su ausencia era notada.
Hay ciento de anécdotas que brotan en cada casa
de aquellos que lo conocieron o compartieron momentos con el, y quizás lo más
importante de todo esto sea, su presencia en la memoria colectiva local.
Eduardo Luis Fogolín, un hombre que disfruto del
deporte y fue parte de él.
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